Encabezado

 

LA NATURALEZA DE SOTO DEL REAL MES A MES

ENERO

Todo está aletargado, no hay flores, los pájaros apenas cantan, los insectos casi han desaparecido. Pero incluso en esta época del año podemos pasar un día entretenido en el campo observando animales y plantas.

Pinar2

Uno de los protagonistas en esta época es el milano real, una de las rapaces más fáciles de identificar por su cola en forma de V y sus tonos rojizos. Su facilidad para planear casi sin esfuerzo le ha valido su nombre en inglés “red kite” es decir: cometa roja, y es que es un verdadero espectáculo verlos “colgados” en el aire buscando algo que echarse a la boca, bueno, al pico. Eso sí, no son muy exigentes a la hora de comer, cualquier cosa les vale, desde carroña a insectos, siendo un visitante asiduo de los vertederos.

milano2

Es ahora, en invierno, cuando más fácil es verlos, porque los milanos reales de Centroeuropa pasan la época fría en la Península Ibérica y su número aumenta significativamente. Además su costumbre de agruparse para dormir hace que podamos ver grandes concentraciones al atardecer. Pero esta facilidad de ver milanos reales en invierno no debe llevarnos a engaño, ya que la población reproductora (es decir la que se queda en España todo el año) está en marcado declive y actualmente esta especie está catalogada como “en peligro” en el Libro Rojo de las Aves de España. Una de las principales razones de su desaparición es el uso ilegal del veneno para el control de depredadores, práctica tristemente extendida por nuestro país en pleno siglo XXI. Esta ave es muy sensible a este problema porque sus hábitos carroñeros la hacen ser de las primeras en detectar los cebos envenenados. En caso de encontrar algún animal que sospechemos que haya podido morir envenenado o si encontramos trozos de carne en mitad del campo (a veces se usan también carcasas de pollos), no debemos tocar nada y llamar al Seprona (062) para indicarles el sitio exacto.

 

FEBRERO

Aunque todavía falta un poco para que las aves estivales lleguen a nuestra zona, eso no quiere decir que no haya vida en el bosque. Es fácil, por ejemplo, encontrarse con ruidosos grupos de rabilargos moviéndose de árbol en árbol. Este pariente de urracas y cuervos, habitante emblemático del bosque mediterráneo de la Península Ibérica, ha traído de cabeza durante mucho tiempo a los biólogos debido a su curiosa distribución mundial. Además de aquí, vive en el este de Asia ¡a más de 9.000 km!

Rabilargo2

Se pensaba que esto se podía deber a que el rabilargo fuera introducido en nuestra península en los siglos XVI o XVII por los navegantes que iban y venían al Extremo Oriente. El hallazgo de fósiles de rabilargo de unos 40.000 años de antigüedad en Gibraltar echaba por tierra esta teoría, pero había bastantes dudas sobre la correcta identificación. En 2002 se presentaron unos estudios que despejaban cualquier duda. Se estudió el ADN de los rabilargos ibéricos y asiáticos, y se llegó a la conclusión de que son dos especies distintas que se separaron hace, al menos, un millón de años, seguramente a causa de las glaciaciones.

Las primeras flores van apareciendo, como las gageas y las trompetas, aunque su fecha de aparición depende de las temperaturas que haya este mes.

Gagea soleirolii
Gagea soleirolii
Narcissus bulbocodium
Narcissus bulbocodium

 

 

 

 

 

 

MARZO

Este mes llega la primavera, y la sucesión de flores sigue su ritmo. Podemos encontrar este pariente cercano de pensamientos y violetas con complicado nombre, que a pesar de su abundancia en los bordes de los caminos, bajo las tapias de piedra, pasa totalmente desapercibida debido a su pequeño tamaño (menos de un centímetro). Las podemos encontrar con los pétalos superiores morados, como en este caso, o blancos.

Viola kitaibeliana

También aparecen ahora los bonitos narcisos de roca, que como su nombre indica podemos encontrarlo creciendo en las grietas y al pie de grandes rocas.

Narcissus rupicola
Narcissus rupicola

Entre las aves, ya llevan aquí unas semanas las golondrinas y los aviones. Mucha gente no los distingue, y los confunde además con los vencejos, que llegarán a mediados de abril. Si nos fijamos un poco podemos diferenciarlos: los vencejos son oscuros por arriba y por abajo, además son más grandes (40 cm de punta a punta de las alas). Son los que vemos en los atardeceres volando a toda velocidad unos detrás de otros chillando ruidosamente. Las golondrinas y aviones son blancos por debajo y para distinguirlos basta con fijarnos en lo siguiente: las golondrinas tienen la cola larga y son oscuras por arriba, los aviones tienen la cola corta y blanco la parte trasera del dorso (zona que se llama obispillo).

Golondrina3

Las tres especies nos hacen un servicio impagable devorando innumerables moscas y mosquitos, por lo que son aves protegidas, y esto significa que tampoco se pueden destruir sus nidos, aunque a veces nos incordien un poco por hacerlos en las fachadas de los edificios. Los vencejos no hacen nidos de barro, sino que aprovechan grietas bajo las cornisas.

 

ABRIL

Este mes suele ser muy lluvioso. El campo rebosa de agua. Los prados encharcados son un paraíso para los anfibios como la ranita de San Antonio, fácil de reconocer por ser verde uniforme por arriba, blanquecina por abajo y con una raya negra en los laterales. Los anfibios son animales muy delicados, con una piel muy fina, por lo que deberíamos evitar manipularlos, porque incluso podemos transmitirles enfermedades sin darnos cuenta.

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Tanta agua también es ideal para los hongos. Algunos son realmente llamativos como la Tremella mesenterica, que crece sobre madera muerta, y el Gymnosporangium clavariiforme, que crece en las ramas de los enebros. Este último tiene la curiosidad de que, para completar su ciclo de vida, necesita parasitar a dos árboles distintos: el enebro y una rosácea como el majuelo, el guillomo o el peral.

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Tremella mesenterica
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Gymnosporangium clavariiforme

 

 

 

 

 

 

En abril los endrinos están en plena floración. Este espinoso arbusto abunda en las zonas despejadas y cerca de las tapias. Las flores salen antes que las hojas, al contrario que en el majuelo, y llenan el aire con un intenso olor a miel. También está floreciendo la tercera especie de narciso del año, el Narcissus triandrus, que podemos ver sobre todo en las zonas con robles.

Narcissus triandrus
Narcissus triandrus
Prunus spinosa
Prunus spinosa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MAYO

El efecto de la lluvia y las buenas temperaturas no se hace esperar y el espectáculo está servido. Vayas por donde vayas hay flores por todas partes. Llega un momento que no sabes dónde mirar, la cantidad de flores es abrumadora.

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En las zonas abiertas, los protagonistas son el cantueso (Lavandula pedunculata) con sus flores moradas y la jara (Cistus ladanifer), que las hay con y sin manchas negras.

Lavandula pedunculata
Lavandula pedunculata
Cistus ladanifer
Cistus ladanifer

 

 

 

 

 

 

Una de las flores más espectaculares de las que podemos disfrutar en estas fechas es la peonía (Paeonia broteri) que crece a la sombra de los robles.

Paeonia broteri
Paeonia broteri

Aunque si hablamos de flores, las reinas indiscutibles son las orquídeas. Sí, no es ningún error. En Soto se dan varias especies de orquídeas, no del tamaño de las que venden en los viveros, pero si nos agachamos un poco podremos ver su belleza y complejidad. De hecho se las considera las plantas más evolucionadas. Estas son algunas de ellas.

Ophrys lutea
Ophrys lutea
Ophrys speculum
Ophrys speculum

 

 

 

 

 

 

Orchis mascula
Orchis mascula
Orchis morio
Orchis morio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Serapias lingua
Serapias lingua

En los prados, entre la hierba, crecen los nazarenos (Muscari comosum), los jacintos (Hyacinthoides hispanica), la leche de gallina (Ornithogalum bourgaeanum)…

Muscari comosum
Muscari comosum
Hyacinthoides hispanica
Hyacinthoides hispanica

 

 

 

 

 

 

 

Ornithogalum bourgaeanum
Ornithogalum bourgaeanum

La aristoloquia (Aristolochia paucinervia) es una curiosa planta muy abundante junto a rocas, muros de piedra, etc.

Aristolochia paucinervia
Aristolochia paucinervia

Entre tanta flor también podemos descubrir algún habitante perteneciente al reino animal, como este bonito macho de lagartija colilarga.

Psammodromus algirus
Psammodromus algirus

 

JUNIO

Según van haciéndose más cálidas las temperaturas, el espectáculo va subiendo de altitud. En cuanto sobrepasamos el límite del pinar, los piornos (Cytisus oromediterraneus) se encargan de decorar el paisaje con sus flores amarillas que llenan el aire con su intenso aroma.

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En las zonas más despejadas crece la Campanula herminii, endemismo de la Península Ibérica, es decir no crece en ningún otro sitio del mundo.

Campanula herminii
Campanula herminii

En estas altitudes también está muy a gusto la culebra lisa europea (Coronella austriaca), totalmente inofensiva, y que, al igual que el resto de culebras y víboras, tiene un papel primordial en los distintos ecosistemas, por lo que nuestro respeto hacia estos animales debe ser máximo.

Coronella austriaca
Coronella austriaca

Al acabarse la primavera, se va dejando de oír el canto del cuco (Cuculus canorus) en nuestros bosques. El conocido cuu-cuu es reconocido por todos, aunque son pocos los que consiguen ver al responsable del canto, y menos los que sospechan las peculiaridades de su reproducción: ¡¡es un ave que no hace nidos!! Esto es posible porque se aprovecha del trabajo de otras aves poniendo los huevos en los suyos. Pero no solo eso. La hembra de cuco, una vez que ha localizado el nido apropiado, quita uno de los huevos “legítimos” y pone uno propio, imitando a la perfección los del ave parasitada. Se sabe que son capaces de imitar muchos tipos de huevos, aunque cada población de cucos se especializa en una especie.

El pollo de cuco sale del huevo antes que los demás y, completamente ciego y sin plumas, es capaz de tirar del nido el resto de los huevos, quedándose como único ocupante y acaparando las atenciones de los adultos que, sin darse cuenta del engaño, alimentarán sin descanso al pollo. Lo más curioso es que el cuco suele parasitar a especies más pequeñas que él, con lo que, con el paso de los días, el joven crece tanto que no cabe en el nido y los adultos acaban cebando a un pollo que es varias veces mayor que ellos, como podemos ver en la imagen siguiente donde se ve a un petirrojo, un poco atemorizado, dando de comer a un pollo de cuco.

cuco001

 

JULIO

Metidos de lleno en el caluroso verano, el campo se tiñe de ocre y el colorido de la primavera queda lejano. Aún así, todavía hay plantas en flor como la botonera (Santolina rosmarinifolia), pariente de las margaritas, que hace las delicias de los insectos comedores de polen.

santolina

escarabajo

 

Ante la falta de más flores, podemos dirigir nuestra atención hacia los árboles que nos proporcionan la sombra tan buscada para escapar del implacable sol de julio. Vamos a empezar con el que seguramente se podría elegir como el “árbol oficial” de nuestro municipio: el fresno (Fraxinus angustifolia). Y es que no hace falta salir del casco urbano para poder contemplarlo, y el mejor ejemplo es el Parque del Río.

hoja fruto

 

 

 

 

 

Sus hojas son compuestas y su fruto alado se llama sámara. Desde tiempos inmemoriales se ha usado su madera para mangos de herramientas y para las ruedas de las carretas, aunque su uso más característico es el llamado ramoneo, es decir el aprovechamiento de sus hojas al final del verano para alimentar al ganado. Para ello se le hace una poda bastante drástica, el trasmocho, que les da un aspecto muy particular con el paso de los años, con un tronco grueso y no muy alto y multitud de ramas finas formando una copa compacta.

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AGOSTO

El calor no da tregua y eso se nota en la poca actividad de los animales, así que seguiremos repasando los árboles más característicos de nuestro municipio.

Según vamos cogiendo altura, el árbol más abundante empieza a ser el melojo (Quercus pyrenaica), un tipo de roble bien adaptado al clima continental del interior de la península, con veranos secos e inviernos fríos con heladas. Es fácil de identificar por la forma característica de sus hojas, firmes pero de tacto muy suave. Una particularidad del melojo es que no se le considera ni de hoja caduca (que tira las hojas en otoño) ni perenne (que tiene hojas verdes todo el año), sino un tipo intermedio denominado marcescente. Cuando llega noviembre, las hojas empiezan a cambiar de color como pasa en los árboles de hoja caduca, pero no se caen sino que permanecen en él hasta la primavera siguiente. Esto pasa sobre todo en los ejemplares jóvenes y en las ramas bajas de los más viejos.

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Su fruto es la bellota, igual que en su pariente la encina, que podremos ver en otoño. Hay quien piensa que su fruto es la agalla, pero nada más lejos de la realidad. Las agallas son la reacción que provoca en el árbol la picadura de unas diminutas avispitas de color negro. Y ¿para qué pica una avispa un roble? Pues para poner los huevos en él. Es decir, la avispa pone un huevo en el árbol (ya sea en una rama, una hoja, etc.), éste reacciona formando una agalla alrededor (como si le estuviera saliendo un grano al árbol por la picadura) que servirá de refugio y alimento a la larva de la avispa. Hay distintas especies de avispa que producen agallas, y cada una produce un tipo distinto, como podemos ver en las siguientes fotos.

agalla1

agalla3

agalla2

 

SEPTIEMBRE

El verano va llegando a su fin y la naturaleza lo nota. Los vencejos hace tiempo que se fueron, golondrinas quedan muy pocas y en breve los aviones iniciarán su viaje hacia África. Las flores también avisan. En las zonas de pastos podemos ver las quitameriendas (Merendera montana), cuyo curioso nombre nos indica que las posibilidades de merendar en el campo se van acabando.

quitameriendas

 

Y aunque a veces nos parezca que con todo el campo seco no hay mucho que ver, simplemente nos tenemos que parar y fijarnos un poco mejor y podemos descubrir simpáticas escenas como este afanoso escarabajo pelotero llevando su preciado “tesoro” hecho de excremento de vaca en el que pondrá los huevos.

pelotero

 

OCTUBRE

Tras la llegada de las esperadas lluvias, el campo se viste de otoño. Los colores cambian de día en día y la gama de ocres, amarillos y rojos se hace infinita. Ahora mismo es el momento de los arces de Montpellier (Acer monspessulanum), que crecen entre otros árboles como los robles y los fresnos.

arce1

 Podemos observar en su tronco una gran cantidad de líquenes, maravilloso ejemplo de cooperación biológica en la que dos organismos muy distintos, un alga y un hongo, se unen para beneficio mutuo. Aquí tenemos otro ejemplo, en este caso creciendo sobre el tronco de un roble melojo.

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De las pocas flores de otoño, la más abundante y llamativa es el Crocus serotinus, pariente silvestre del azafrán, que crece en zonas de pastos y claros del bosque.

crocus1

crocus2

Los rosales silvestres (Rosa sp.) están llenos de sus frutos, los escaramujos o tapaculos, que son comestibles, muy ricos en vitamina C, aunque un poco duros. Su curioso nombre viene de que son muy astringentes (producen estreñimiento).

escaramujo

 

NOVIEMBRE

El otoño avanza pero todavía podemos disfrutar de estampas típicas de esta estación, pero sin olvidarnos de que estamos a las puertas del invierno, como nos recuerdan las heladas que se van produciendo en zonas más o menos altas.

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setas

escarcha

Otros meses hemos hablado de los fresnos y los robles. Este mes toca hablar de los pinos, ahora que destacan más por mantener su color verde cuando el resto de los árboles van tirando las hojas para prepararse para el duro invierno.

En nuestra zona el pino más abundante es el pino silvestre, albar o de Valsaín (Pinus sylvestris), fácilmente reconocible por el color anaranjado de la mitad superior de su tronco. Sus hojas (llamadas acículas en los pinos) y piñas son de unos 5 cm, más o menos.

pinos

Entre los pinos silvestres podemos encontrar ejemplares de pino resinero (Pinus pinaster) cuyo tronco es de color pardo grisáceo todo él. Además, las hojas y las piñas son de más de 10 cm. En la siguiente foto podemos apreciar la gran diferencia de tamaño.

pinas

Los piñones son un importante recurso alimenticio para los animales que habitan el pinar, y no es difícil adivinar quién se ha comido una piña si nos fijamos en su aspecto.

En la siguiente foto podemos ver, a la derecha, una piña golpeada por el pico picapinos, un pájaro carpintero abundante en nuestros bosques. En el centro vemos como dejan las piñas las ardillas, con las escamas arrancadas de una forma tosca dejando restos deshilachados. Por último, a la izquierda, vemos una piña roída limpiamente por un ratón.

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DICIEMBRE

Llega el invierno, los días son muy cortos y caen las primeras nevadas. Paisajes blancos que hacen pensar que los animales, o bien emigran, o pasan el invierno durmiendo a la espera de la primavera.

nieve

Pero, incluso con este tiempo, hay aves que permanecen con nosotros todo el invierno. Entre ellas, unas de las más vistosas son los carboneros y herrerillos. Aves coloridas que podemos ver en cualquier zona arbolada, incluso en los jardines.

Los carboneros comunes (Parus major) son fáciles de identificar con su cabeza negra, mejillas blancas y vientre amarillo con una línea negra (más larga en los machos).

carbonero

Los herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) son parecidos pero con la cabeza azul y la línea negra del vientre menos marcada.

herrerillo

Ahora en invierno son típicos los pequeños bandos mixtos de carboneros, herrerillos y otros pájaros como los trepadores azules y agateadores, que van de árbol en árbol.

Tienen un comportamiento inquieto, moviéndose de rama en rama, adoptando posturas de equilibrista (incluso se ponen boca abajo) cuando están buscando pequeños insectos bajo las hojas, la corteza, etc. Su dieta es mayoritariamente insectívora, incluyendo orugas como la procesionaria del pino. Son capaces de romper las bolsas algodonosas que esta especie hace en los pinos para coger las orugas que se refugian dentro.

Para hacer el nido usan cualquier tipo de agujero o hueco que esté disponible. Son habituales en las cajas nido que vemos en los bosques, y esta es la razón por la que se colocan estas cajas, para favorecer la reproducción de estos insecticidas naturales que controlan las poblaciones de insectos.

 


 

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